Inception: un tejido de extrema fineza.
Por @juansemo
Apenas salí de la sala de cine pensé a este largometraje como una mezcla del alma de ‘Memento’, por un tratamiento atemporal que describe lo más profundo de los miedos e intenciones de un individuo, con un toque de ‘Matrix’, por varios combates físicos de buen nivel y el concepto presente de “un mundo dentro de un mundo”. El cine se construye desde el mismo cine y esta suma es acertada para quienes desean tener una concepción terrenal y vaga de lo que es ‘Inception’. Con ‘Matrix’ además comparte el don de insertar en la cabeza del espectador la pregunta “¿será que eso es real?” por la fina elaboración del guión que no decepciona. Pero de ‘Memento’ no comparte del todo la originalidad y eficacia suficiente para el manejo del tiempo.
La trama se divide en dos partes claras: el diseño de una estrategia y la conformación por parte del personaje principal, Cobb (Leonardo Di Caprio), un experto en entrar en los sueños ajenos para robar o cambiar información, del equipo que buscará implantar una idea en el subconsciente del inminente heredero de un imperio mundial. Ahí nos muestran los motivos del protagonista y lo tormentoso de su pasado. La segunda parte es en donde se desarrolla la acción. Esta tiene lugar en varios escenarios por los cuales tiene que pasar este grupo: un químico, una arquitecta, el de la fuerza bruta, uno capaz de cambiar su apariencia y Cobb que vendría siendo la mente del equipo. Y cuando utilizo la palabra “escenarios” no me refiero a diferentes lugares, sino diferentes… “realidades”, una atrás de la otra. Esta exploración de capa tras capa del guión, que lleva a mentirle al espectador constantemente sobre lo que realmente pasa, es un logro gigante, pero desemboca tristemente en un par de debilidades del filme. Diseñada para ser una cosa del otro mundo desde su guión, la película exagera los subniveles de “escenarios” o “realidades”, dándole un carácter de lentitud en el desarrollo de los eventos en pantalla.
Siento que Inception es una película adelantada a la época de su rodaje. La majestuosidad de la idea misma y lo “complicado” que llega a hacer el guión (que realmente no es difícil de entender, pero si debió ser una idea muy difícil de tejer a la hora de su concepción) se frena bastante con las previsibilidad y lentitud de cada nuevo subnivel de realidad, pues todos transcurren al mismo tiempo. Suena a locura, pero me hubiera encantado que una máquina (unas gafas o algo así) en el cine me hubiera inducido a no sentir la lentitud que sumaba a la trama cada nuevo nivel.
Considero que los tiempos son demasiado largos, matando la atención y el efecto “al borde de la silla” que se busca con un thriller de este estilo (y eso que es bien difícil encasillar a Inception dentro de un estilo determinado). Ejemplos: una de las primeras escenas, cuando están en un apartamento al parecer hindú, mientras torturan a Saito, la turba iracunda se demora eternidades para llegar al lugar de la tensión entre los protagonistas. Veía a Leonardo di Caprio y entendía que en ‘The Departed’ él mismo actuaba bajo las premisas que le faltan a Inception: puntos de giro rápidos, que atropellen a quien esté sentado a la butaca, un disparo sin ser esperado (el ejemplo más representativo). En esta pieza Nolan cuenta con puntos de giro valiosos y muy poco previsibles, pero nos los tira en conversaciones extensas, demasiado justificativas de cada hecho sucedido, poca espontaneidad. Mucho libreto y poca rapidez para momentos que pudieron haber quedado enmarcados como grandes secuencias del cine, pero no. El mejor ejemplo de esto es la secuencia en las ventanas del hotel…
Creo que estos tiempos lentos, que van en contravía de la acción, el director los justifica analizándolos desde la relatividad misma que tiene el concepto de ‘tiempo’ mientras se sueña. Mientras se suela no hay conciencia de tiempo alguno, dicen varios libros del tema, pero esta fórmula creo que termina desenganchando al espectador que se sienta a ver un resultado cinematográfico. Nolan reta los tiempos convencionales del producto cinematográfico, pero termina pecando al pensar más en su obra que en el espectador y el efecto en este.
Esa relatividad que se le da al tiempo que se “vive” dentro de cada nivel de sueño (entre más profundo más tiempo se experimenta) se justifica con un par de líneas en el guión que nos presentan fórmulas que hacen posible todo esto. Fue la opción que tomó Nolan al desarrollar su película, la cual crítico pues para mí es un bache, pero realmente es respetable: el realizador quiso hacer una película así de “profunda”, justificando un guión lleno de capas, que para mi pierde algo de respeto por un final que lograría hacer sentir idiota hasta al espectador más ingenuo, aunque muchos dicen amar ese mismo desenlace.
Para bien y para mal el punto cumbre de la película es la eterna caída de la camioneta que sirve como símbolo del desenlace de todo el culebrón: Nolan se la jugó por un plano largo y segmentado en el que intenta enlazar distintos escenarios de acción (o líneas temporales para que se entienda fácilmente), pues todos desembocan en la acción final de la caída. El gran problema que percibo en la acción de la caída de la camioneta es que cada vez que abre una nueva ventana (y no me refiero a las de la camioneta sino a las temporales) enreda la trama y no precisamente para bien, sino para añadir a la resolución algo de carácter “rebuscado” (se tuvieron que ir hasta otro escenario para la solución y después a otro, etc.) deteniendo de paso la acción global del filme. Pero esto tiene algo que seduce la retina: cada escenario se desenvuelve por sí sólo, con su acción independiente, cuando la camioneta cae no se resuelve un escenario sino varios de un solo tajo, un lujazo. ¿Qué tal el laberinto creativo que creó Nolan?
Me quedé con ganas de ver más de Ellen Page, pero su personaje me ha dejado entender la lógica bajo la cual Nolan decidió enfrentar la película al público. Encarna a Ariadne, la encargada de diseñar los “escenarios” donde cada sub mundo se desenvuelve. Su personaje es plano y al igual que la mayoría, no se conoce absolutamente nada del pasado o de las motivaciones del reparto de protagonistas. Ella termina sirviendo como el concepto de ‘oreja’ para el personaje principal: el personaje de Cobb hace sus reflexiones con ella, plantea las dudas sobre la compleja lógica de la película y hasta nos enseña cómo se da todo el universo de Inception, pero principalmente nos presenta sus traumas gracias al contacto con Ariadne. La actuación de Page es apenas sobria para un papel que Nolan pensó necesario para contarle qué estaba pasando en pantalla al espectador: la mayoría de cosas que pasan en la película no las percibimos, nos son contadas a través de los ojos de Ariadne. Recuerdo a ‘Memento’, cuando Nolan no pensó necesario un personaje así de simplista. En esa ocasión no concibió un personaje de este corte que le permitiera justificar la trama con conversaciones y no con acciones, sino que solamente presentó una obra maestra.
Lo propositivo del argumento, así sea más un laberinto que un guión, permite sentir que lo realmente importante no son los personajes en la película sino la trama. Di Caprio sigue prestando su rostro para grandes directores de manera acertada sin sobresalir en demasía, pero sin errar, aunque me quedó la sensación que un personaje como Cobb pudo haber sido más complejo. Joseph Gordon-Levitt mantiene en la misma línea a su personaje (Arthur) sin sobresalir demasiado aunque obtiene gran figuración por el combate tipo Neo en ‘Matrix’ (comparación evidente por sus movimientos y la atmosfera de la escena).
Los efectos especiales son los necesarios. La palabra derroche no se pasa por la cabeza mientras se presencian los escenarios de Inception, para nada, los recursos especiales son utilizados para darle solidez a la trama no para exagerarla. Un acierto.
El final de la película es lo que me convence que el argumento choca consigo mismo. (Alerto a continuación algo de SPOILER en el siguiente párrafo, pero delicioso de debatir si ya se ha visto la película). Creo que el afán de hacer un final con tintes de circularidad con la historia llevó a Nolan a entregarnos la idea más obvia que se puede tener de una película que se trata de los sueños… Si, puede ser una gran obra en la que se teje entre capas narrativas la acción de la historia (¡un lograzo creativo en medio de una industria sin ideas!), pero que se sugiera que todo es un sueño al no dejar de girar el amuleto de Codd en el plano final… eso es una palmada en la cara a quienes nos sentamos por dos horas y media a ver tremenda concepción argumental: nos presentan distintos escalones donde se desarrolla la acción para que al final nos digan que todo sucedió solamente en uno sólo de los escalones, todo lo demás se desvirtúa, todo fue una farsa, al igual que lo han hecho antes en un par de películas tontas que ni vale la pena recordar. Tal vez me paso de amargado y el mismo final sea lo atrapante de la película, no sé, para muchos aportará aún más a la mística de los sueños tratada, pero ese no es mi caso. (FIN DEL SPOILER).
Inception es una película que logra lo que pocas: las ganas de repetirla inmediatamente, además de dejar el tema de los sueños dando vueltas en la cabeza con bastantes preguntas de calibre psicológico grueso. Un intento de Nolan por conseguir una obra maestra que resultó en una película interesantísima, rica para el análisis y que toma más valor por su estructura argumental, aunque los subniveles del guión resulten recargados por momentos, pero que por su resolución misma no es una obra maestra.